9 may 2008

LA BODA

Para mediados de junio, si nada falla, asistiremos a la boda de una joven de quién solo al recordar a sus abuelos maternos nos asaltan recuerdos inolvidables. No voy a enumerar los motivos que se dieran entre ambas familias para alcanzar tan fraternal amistad. Me limitaré a decir, que si no asistimos a ésta boda, si no es por motivos de salud, nunca nos lo perdonaríamos.
Carmen Mª, que así se llama la novia, nos considera sus "yayos" y que sabemos muy bien por qué. Ella conoce el bien que recibimos con su cariño, así como el lugar que ella misma ocupa en nuestro corazón.
Y es que el afecto mutuo, cuando es infinito, sin dobleces, es total.
Por ser reciente, pondré un ejemplo que lo dice todo:
Tenemos unos amigos en Sant Sadurni d´Anoia dedicados a la elaboración de cava y de ellos le enviamos el que se necesite para el banquete. Y cuando elegimos el diseño de las etiquetas y vieron que los apellidos suyos y los nuestros no coincidian, en confianza, nos dijeron que creian que era para la boda de una nieta nuestra.
No, si os dije que no era nieta, pero como si lo fuese. Nosotros tenemos solo tres nietos varones y ella, que ya no le vive ningun abuelo, nos permite disfrutarla igual que hubiésemos disfrutado esa nieta que no tenemos. Y lo mismo siente ella, felizmente.
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