30 dic 2009

Año tras año... y qué.


¡Cómo pasan los años!. Han pasado ya doce meses desde que pedíamos comenzar un año nuevo, mejor que el viejo que finalizaba, y todo parece que fue ayer. Es lo que comentábamos unos viejos amigos antes de entrar en una charla que nos llevaría a recordar episodios vividos, igual por unos que por otros, sin otro valor actual que el de la nostalgia. Y no es que seamos ninguno de los del grupo de esencial nostálgico, no. Es que cada cual contamos lo mejor que recordamos de nuestra historia y así, claro, a todos nos parece que el tiempo pasa demasiado deprisa, privándonos de seguir saboreando lo mejor de nuestros años jóvenes. Otra cosa sería si contásemos lo menos bueno, el gran esfuerzo que requería superarse,ojo, sin dejar de ser decente, la inquietud y desasosiego propio de una casi nula visión de futuro, el temor a no cumplir los compromisos adquiridos para poder sobrevivir a unos tiempos en que las dificultades para llegar a final de mes eran evidentes entre las mayorías, es decir, recordar las penalidades sufridas por culpa de otras crisis, que a las clases mas modestas hacía que los años parecieran interminables.
De ahí que ahora, con la calidad de vida alcanzada a todos los niveles, los mortales hagamos bien en felicitarnos, aunque parezca que los años pasan en menos tiempo.
Feliz 2010 amigos y hasta el siguiente.
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