12 jun 2010

Las "batallitas" del a..................

De mi participación en congresos de laringectomizados, y cursos sobre cáncer de laringe e hipofaringe a los que he sido invitado, en calidad de rehabilitador de voz esofágica a unos, y para aportar mi personal punto de vista como paciente a otros, he obtenido experiencias muy enriquecedoras. Desde mi intervención en 1983, en Barcelona (Primer Congreso Internacional) hasta el celebrado en Panamá (1998), casi todos los años se produjo alguno de los citados encuentros, y la mayoría auspiciados por las asociaciones contra cáncer de diferentes paises.
Si en los primeros (los congresos) tuve que responder a preguntas como las que yo mismo me hice en su momento acerca de la probabilidad de rehabilitarnos los laringectomizados "íntegramente" y adquirir una voz sin laringe suficiente para seguir comunicándonos con los demás, en otros (los cursos) se me ha permitido hablar de mi experiencia en cuanto al impacto psicológico, la tensión emocional que nos produce conocer el nombre del diagnóstico primero, el tratamiento que corresponda aplicar después, así como las armas a utilizar para que el perido convaleciente sea llevadero, hasta si es posible la curación total.
La diferencia entre unos y otros reside en que a los congresos, entre participantes y asistentes había laringectomizados, familiares, auxiliares de enfermería y algún médico. Y a los cursos, quienes concurría eran titulares de la medicina, autoridades sanitarias, personal de enfermería, es decir, casi todos médicos, menos unos pocos, entre éstos yo.
En unos casos, mi compromiso era el de testimoniar ante los congresistas que, el diagnóstico, la intervención y el inmediato post-operatorio ha de aceptarse con serenidad, sin angustiarse, ejercer de paciente disciplinado y optimísta, y sobre todo con esperanza y mucha fuerza de voluntad, etc.
En los cursos lo tuve siempre más facil, ya que solo era responder a alguna pregunta que si no se es paciente cuesta contestar. Como en nuestro caso, lo más significativo incluso doloroso para el cirujano es tener que mutilarnos la voz, se tiene la sensación de que recuperando el habla se logra todo. De ahí que sorprendiese la respuesta que dí a mi propio médico, cuando me preguntó por cual fué la impresión que tuve al verme, por vez primera, en el espejo tras la operación?. Le sorprendió -insisto- que le dijese que lo que más tristeza me produjo, al mirarme en el espejo, fué ver que mi imagen no sería ya la misma, si ya tenía que respirar el resto de mi vida por el orificio (traqueostoma) que me hicieron en la parte anterior del cuello. Volver a hablar -le dije- confie desde el primer momento en que con más o menos esfuerzo aprendería, pero la imagen, ..... no quiero recordar lo que entonces pude pensar.
Quizás que mi empeño por dar calidad de "rehabilitación integral" y no solo de la voz a los laringectomizados, se deba al valor que otorgo a dar una buena imagen y lo mal que lo pasé hasta encontrar el protector adecuado que me permitiese usar camisa y corbata, cuellos altos y cerrados sin entorpecer la respiración.
Dicho todo esto ahora carece de importancia, pero vivida esta misma situación hace ¡trenta años! para muchos de los que compartieron aprendizaje conmigo y lograron recuperarse, podrían contarnos otro tanto o más.
Yo lo dejo aquí.
Saludos
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