11 ago 2010

VAYA PEAZO DE VIDA

"No se si hago bien, o no, contando lo que recuerde acerca de mi propia existencia. Intentaré garabatear estas páginas, anotando lo mas destacable y llamativo de cada una de las etapas que me ha tocado vivir, aunque ello signifique rememorar episodios sobrecogedores algunos y muy poco o nada complacientes otros, experimentados, también compartidos, con gentes de mi misma generación".
A.C.H.

Primero diré que, según consta en la documentación correspondiente, este "peazo de vida" comenzó el segundo día de otoño (hace décadas) "en un lugar de La Mancha de cuyo nombre..." en contraste con lo que dice M. de Cervantes en su Quijote, sí quiero acordarme. Y hasta es probable -imagino- que al enterarse la gente del barrio, que mi madre había dado a luz y todo salió (nunca mejor dicho lo de salir) bien, se encontraran con mi padre en la calle y le dijesen:
- ¡Enhorabuena, vecino! Ya se que habeis tenido otro muchacho ¿estarás contento, no?.
Pues sí, la verdad, estamos contenta toda la familia, para qué negarlo -sería su respuesta-. Y las primeras visitas a mi madre, generalmente mujeres, mirando hacia la cuna y saber que era niño, unas de viva voz y otras con el pensamiento exclamarían:
- ¡Qué hermoso, sí señor! ¿Es un chico, verdad? ¡Vaya ojos que tiene el "condenao"! En eso se parece a tí.
Sí, es un varón. Y lo de que se parece a mí, creo que es pronto para decirlo, a ver cuando sea un poco mayor....
Otra gente, personas amigas pero de menor cercanía que parientes y vecinos, con la misma buenafé que las demás, dirían:
- ¡Cómo duerme, angelito! Que dios le bendiga! ¿Cuanto ha pesado y qué nombre le habeis puesto...?
La partera dice que ha pesado tres kilos y medio. Y el chico se llama A. como su tío, mi hermano el pequeño, que es quién será su padrino.

Pero dejando a un lado las inmediatas y lógicas emociones del alumbramiento y las bromas ,que también se darían, no creo que mi llegada a este mundo tuviese nada de especial. Mas bien diría que salvo para mis padres, mis abuelos, resto de la familia, la propia comadrona y las vecinas mas fisgoncillas (que en todas partes las hay) mi nacimiento pasaría poco menos que desapercibido. Sin que ello significara, naturalmente, que haya crecido con sentimiento de ignorado, ni en inferioridad respecto de mis hemanos, nacidos uno antes y dos después. Siempre me sentí uno mas en la familia, ni peor ni mejor tratado que el resto, esa es la verdad.
Debo añadir, que si otorgo algún significado a esta somera descripción sobre lo que pretendo seguir comentando en este Blog, lo hago tras la celebración de mi ¡ochenta y.....pico! aniversario, esperanzado en celebrar algunos más, ya que las ganas de seguir viviendo, todavía, no se me han agotado. Y como la esperanza es lo último que debe perderse........
Saludos blogueros y un abrazo.







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