29 abr 2012

Cosas del calendario

Este mes de abril, en mi pueblo, además de Semana Santa hay dos días de fiesta más. Una por San Marcos (25) y la Romería al Santuario de la Patrona Nuestra Sra. de las Viñas, que se celebra desde siempre el último domingo del mes y este año cae el día 29. Con lo cual, para mis paisanos, abril se les habrá hecho corto.
La Semana Santa se celebra como en cualquier lugar de España, salvo alguna variante gastronómica y los dulces típicos de cada región, que solían hacerse en casa, según la tradición de cada sitio. El potage de bacalao (carnes no se consumían esos días santos) bacalao frito y arroz con leche era el menú por excelencia. Los dulces eran sencillos, muy económicos y fáciles de hacer como los "rosquillos de aguardiente", las "hojuelas" y "pelotas de fraile" con sabores parecidos e igual tipo de masa y mucha azúcar. Y las "flores de huevo" hechas con un artístico molde y si se carecía de molde se hacían con el mismo cucharón y entonces se les llamaba "orejas de fraile".  Puede que todo eso tuviese su origen en algún convento o la Hospedería de algún Monasterio.
La Romería, aun siendo una celebración festivo-religiosa de una dimensión espiritual profunda, atesora un atractivo que la hace especialmente popular y muy divertida, ya que año tras año los numerosos "romeros" introducen cambios que le dan un novedoso colorido. Pues al ingenio de los romeros se suma la ilusión de sus organizadores y entre todos la convierten en la mejor fiesta del año.
Y el día de San Marcos, a efecto de calendario creo que no es festivo, todo el mundo acude a su trabajo y los comercios hacen su horario laboral normal. Únicamente los colegios -es lo que recuerdo- en vez de dar clase por la tarde, los maestros con sus alumnos salían a tomarse la merienda fuera del casco urbano. Cada alumno, para merendar, llevaba de casa el tradicional "Hornazo" consistente en un rosco de una masa especial, con uno o mas huevos de gallina clavados en la masa y cocidos al horno de leña. Muy rico.
Como detalle curioso incluso simpático, esa tarde de San Marcos y una vez en el campo, los muchachos buscábamos las matas de centeno aun verdes, para hacer con los brotes mas largos un nudo y con ello -se nos había enseñado- atábamos los testículos (nosotros decíamos cojones) al diablo y así nos libraríamos de él.
Bueno, también eran otros tiempos y en la España rural mas rústica, en la larga etapa de post-guerra, los niños y adolescentes teníamos que divertirnos con algo y tampoco había tanto como para poder elegir con qué jugar.
Feliz fin de semana.
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