6 ago 2012

De carne y hueso

Hay personajes que aunque parezcan de porcelana, hechos con pasta de cartón, plastelina o látex, resulta que no. Que son de carne y hueso como los demás mortales; con carácter, con sentimientos, con aficiones, también con vicios, que según en el ámbito en que se mueven, si se  dejan llevar, encuentran acomodo incluso en la tele.
Que Belén Esteban -por acogerme al personaje que no deja de estar de moda- sea "copresentadora" (lo dice ella) de un programa de entretenimiento en televisión  y que el "personaje" que ésta mujer ha sacado de sí misma sea acreedor al título de Princesa del Pueblo, para la cadena o canal que la ha contratado y proyectado incluso para ella misma no deja de ser un éxito. Pues no se olvide que las audiencias mandan y mientras su imagen y sus maneras interese a la gente seguirá en plantilla, ya que son los mismos intereses a defender por ambas partes.
Otro tanto ocurre con "Anita La Fantástica" (a la Obregón me refiero) persuadida de saber manejar y administrar sus propias fantasias a la hora de exhibirse. Claro que ésta, con sus a veces excéntricos episodios, se desenvuelve a un nivel mucho mas lustroso que el de La Esteban, sin que ello signifique que la Belén sea culpable de no haber recibido formación en mejores colegios. La Obregón es bióloga -también lo dice ella- y La Esteban a muy temprana edad tuvo que trabajar para ayudar en casa. Lo destacable es que ambas usan sus habilidades personales para acumular simpatías y antipatías, que en definitiva es de lo que se trata,  sea para bien o para mal.
Pero al margen de que sus "personajes" gusten mas o gusten menos, lo cierto es que tanto Belén como Ana con su particularísima actitud no hacen daño a nadie ¡ni queriendo!. Ellas dos -por lo que se ve- disfrutan con lo que hacen y al mismo tiempo consiguen mantenerse en el "candelabro" -cómo diría aquél- para gozo de sus fans.
Sin embargo hay otro personaje mas reciente, también mujer, hija de . . . . . su padre y su madre y de Castellón, "señoría" en el Parlamento de la nación, que se ha convertido en un "personaje perverso" por desear y decir en voz alta "que se jodan" cuando el señor Presidente del Gobierno anunciaba que "sin querer, se veía obligado a acortar los plazos incluso a recortar el mísero subsidio que por derecho reciben los desempleadaos".
Confieso no ser tele-adicto  aunque tampoco reniego de la "caja tonta" como harán otros. Pero el rato que la veo, prefiero tragarme las historias (miserias incluidas) que nos endilgan los personajes citados en primer lugar, antes que oír al tercero insultar brutal y despiadadamente, con intención envenenada, a quién la crisis económica actual está arrastrando hacia el pasto del hambre. Lugar al que podemos ir muchos más si es que antes -¡Dios lo oiga!- una mano generosa no lo remedia.


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