Hace no mucho tiempo, lamentándome cariñosamente ante mi hija dije: Qué pena me da llegar a viejo. Ella a modo de regañina, también cariñosa y sin pensárselo dos veces, me respondió: "Papá, no te quejes por eso, que la otra opción es peor". No necesité oir más para quedar convencido.
Ahora, sin decir a nadie nada, me vuelvo a quejar de algo parecido, ya que cuidando con mimo mi coche y conservándolo en un estado envidiable, como ya tiene diez años, el tiempo para la revisión (ITV) me lo han reducido a la mitad, es decir, que funcionando tan bién como el primer año, como es viejo según la actual disposición, tendré que "vacunarlo" contra todo, si quiero seguir utilizándolo.
Menos mal, que dejaré algo de lo hecho ya de viejo que al pasar el tiempo, para quienes me quieren bién, tendrá algún valor más que ahora.
Aunque solo sea por ilusión personal, aquí dejo una pequeña muestra.