Los regalos que hacen los nietos a sus abuelos no suelen tener valor material alguno, sin embargo riqueza moral, se trate de lo que se trate, la tiene toda. De los regalos que hicimos nosotros a nuestros abuelos, cuando éramos jóvenes, recuerdo poco, porque no tuve tiempo de disfrutarles, ya que murieron muy pronto.
Ahora, como el promedio de vida es mucho mas alto, somos mas los abuelos que vemos crecer a los nietos sin dejar de sentirnos en permanente deuda con ellos. De ahí que nos ilusione complacerles (aunque no lo pretendan) con algún presente o caprichillo de los que se crea que les hará gracia. Eso suele ser lo normal.
Pero ayer (2-2-09) nuestros nietos, uno aprovechando el día de descanso en el trabajo y otro haciendo un hueco en sus estudios, nos hicieron el mayor de los regalos que cabe imaginar: ¡venir voluntariamente a compartir mesa y mantel con sus abuelos y hacernos compañia durante unas horas! ¿Puede pedírsele a la vida algo mejor?. Imposible.