15 dic 2009

NO HAY MAL QUE POR BIEN NO VENGA

No se por qué, pero me gusta celebrar los aniversarios que han dejado alguna huella (no necesariamente física) en el calendario de mi propia existencia. Lo que si se, con razón o sin ella, es que algunas fechas-aniversario se cumplen natural y regularmente sin que valga la pena celebrarlas, ya que no encuentro especial motivo para que sean recordadas con un mínimo de emoción. Sin embargo, la celebración de hoy tiene una significación extraordinaria y explicaré por qué.
En la hora en que estoy enjaretando esta pequeña entrada, hace justo ¡¡¡ 30 años !!! se me practicaba una agresiva intervención quirúrgica, por cáncer de laringe. Es decir, que mi preocupación y la de mi esposa, que nunca dejó de compartir tristeza y esperanza conmigo, con el aliento de nuestros hijos estaba justificada, dado a que además del riesgo que conlleva una laringectomía total se me privaba de la voz. Que conste que no celebro esa fecha por creerme un ser afortunado (sería absurdo el que lo creyese) ni siquiera por la rotundidad que el cirujano, al terminar, dijera que "todo había ido muy bién" ni por lo pronto que aprendí a expresarme con palabras usando una nueva voz, ni mucho menos. Por lo que celebraré mientras viva esta fecha y estas horas, incluido el infinito agradecimiento que debo a los mios, es por todo lo que he podido hacer después (alguna cosa sigo haciendo, todavía) y también por llegar cómo y hasta donde estoy ahora, sin renunciar a seguir aprendiendo un poquitín mas cada día. Pues tengo el convencimiento mas absoluto de que mis hijos y mis nietos se encargarán de prolongar al máximo mi vida activa. Y nosotros encantados, ojo, que somos dos.
Ah, el cáncer lo contraje por consumo excesivo de tabaco. No sabia si decirlo, pero ya está dicho.
Un apretujón y hasta siempre.

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