22 ene 2010

Por el humo se sabe donde está el fuego

Hasta que se vió salir humo por las resecas grietas del humedal "Las tablas de Daimiel" -según se va sabiendo ahora- ninguna de las administraciones se había tomado en serio el desastre ecológico que significa los abusos cometidos -con o sin razón- respecto de la extracción de agua subterránea en aquellas comarcas manchegas. Comprendo que algo tendrá que ver el cambio climático en todo esto, ya que las sequías se prolongan en el tiempo mas que antes y la necesidad (el consumo) era también menor que ahora. Tampoco el caudal de los manantiales que alimentan este tipo de humedales aportan la cantidad suficiente para mantener su natural nivel de frondosidad, dado a que fluyen muy mermados y de manera intermitente.
No es que yo sea un ecologista vocacional, ni mucho menos, pero conozco ese trozo de la España rural y me afecta su deterioro. Conozco muy bien el manantial que vierte sobre Las Lagunas de Ruidera, también en Castilla-la Mancha, y hasta pasada la mitad del siglo XX, en años abundantes de húmedad, sin necesidad de grandes diluvios, las inundaciones eran frecuentes en ámplias zonas de la cuenca del rio Guadiana, casi siempre por desbordamiento del propio rio y de los canales que distribuían las aguas a terrenos aptos para regadio. En cambio ahora, salvo lo que se riega con aguas extraidas del subsuelo, todo es secano y la garantía de abastecimiento de agua destinada a todos los usos depende de la cantidad que acumulen los pantanos cuando llueve.
Esperemos, pues, que la climatología sea generosa y el "fuego" de Las Tablas de Daimiel se haya apagado para siempre.
Un saludo emocionado a las gentes de mi tierra.
Adios.
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