19 dic 2010
Escenas de quinteria (II)
Qué pasa con la lumbre pa que esté la casa llena de humo? No ves que aquí no hay dios que respire y hasta las mulas se pueden afixiar...?
- Ya estás viendo que hago lo que güenamente puedo, es que los sarmientos no están secos del too y cuesta mucho que arranquen a arder. Eso que le he echao un buen puñao de paja, pero ni por estas. Encima, se ve que el aire viene en contra y no tira la chimenea como tenía que tirar. Pero vaya, hay que tener pacencia por que no es la primera vez que pasa esto. Y si no, mira lo renegrios que están los zarzos del techo y las vigas, y eso que otavía la casa no es mu vieja.
Ya lo veo, pero por lo menos ten la puerta abierta si no quieres que nos ahoguemos vivos. Que entre el humo, lo mal que güele la paja quemá, la peste que echa la cuadra con basura de tantos días y los meaos de las mulas, se hace difícil respirar. Mi agüelo, en casos así, decía: "más vale humo que escarcha", pero si puede ser, ni una cosa ni otra. Yo creo que él se referiría a otra cosa.
Así que deja ya la lumbre y cierra la puerta por que hace un frio que pela. Y si no puedes guisar hoy, comemos en crudo lo que enganchemos en la barja o las alforjas y mañana será otro día. Totál por una vez que no comamos caliente ... no pasará na, digo yo.
Esta era una situación que se daba con cierta frecuencia, sobre todo en invierno, en las pequeñas casas-quintería donde nos alojábamos, la mitad del espacio con chimenea y poyos para el personal y la otra mitad con pesebres para las caballerías, con el fin de evitar desplazamientos y aprovechar mejor la luz del día para trabajar. Y si digo "sobre todo en invierno" es por que al ser las noches tan largas y los días tan cortos, la jornada de trabajo comenzaba antes del amanecer y terminaba cuando ya no se veía. Por tanto, el tiempo de descanso igual para los gañanes que para las mulas era mucho más.
Ahora, con el desarrollo agrícola, las mejoras laborales, la mecanización del campo, etc. todo ha cambiado para bién. Aquellas escenas vagamente se recuerdan en la lejanía de un tiempo que, aunque lo parezca, para la gente de mi generación aún no es tan lejano.
Condios, y Felíz Navidad a todo el que pase por aquí.
- Ya estás viendo que hago lo que güenamente puedo, es que los sarmientos no están secos del too y cuesta mucho que arranquen a arder. Eso que le he echao un buen puñao de paja, pero ni por estas. Encima, se ve que el aire viene en contra y no tira la chimenea como tenía que tirar. Pero vaya, hay que tener pacencia por que no es la primera vez que pasa esto. Y si no, mira lo renegrios que están los zarzos del techo y las vigas, y eso que otavía la casa no es mu vieja.
Ya lo veo, pero por lo menos ten la puerta abierta si no quieres que nos ahoguemos vivos. Que entre el humo, lo mal que güele la paja quemá, la peste que echa la cuadra con basura de tantos días y los meaos de las mulas, se hace difícil respirar. Mi agüelo, en casos así, decía: "más vale humo que escarcha", pero si puede ser, ni una cosa ni otra. Yo creo que él se referiría a otra cosa.
Así que deja ya la lumbre y cierra la puerta por que hace un frio que pela. Y si no puedes guisar hoy, comemos en crudo lo que enganchemos en la barja o las alforjas y mañana será otro día. Totál por una vez que no comamos caliente ... no pasará na, digo yo.
Esta era una situación que se daba con cierta frecuencia, sobre todo en invierno, en las pequeñas casas-quintería donde nos alojábamos, la mitad del espacio con chimenea y poyos para el personal y la otra mitad con pesebres para las caballerías, con el fin de evitar desplazamientos y aprovechar mejor la luz del día para trabajar. Y si digo "sobre todo en invierno" es por que al ser las noches tan largas y los días tan cortos, la jornada de trabajo comenzaba antes del amanecer y terminaba cuando ya no se veía. Por tanto, el tiempo de descanso igual para los gañanes que para las mulas era mucho más.
Ahora, con el desarrollo agrícola, las mejoras laborales, la mecanización del campo, etc. todo ha cambiado para bién. Aquellas escenas vagamente se recuerdan en la lejanía de un tiempo que, aunque lo parezca, para la gente de mi generación aún no es tan lejano.
Condios, y Felíz Navidad a todo el que pase por aquí.
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