23 dic 2011
¡ Como pasan los años !...
Llegada la Navidad de 1979, nueve días después de ser operado de cáncer de laringe, como el post-operatorio transcurría sin complicaciones y mi estado anímico era favorable, el médico dispuso darme el alta clínica para que celebrase las Navidades en casa, con la familia. Que él en esos días de fiestas -nos dijo- no se ausentaría de la ciudad y que si observásemos algo anormal respecto al modo en que progresaba mi recuperación le llamásemos por teléfono que vendría enseguida. Por tanto, sobre las 12 horas del mismo día 25 de diciembre, tras despedirnos con un "hasta luego" del personal de enfermería, salíamos de la Clínica y nos fuimos a casa, donde estaba todo a punto para celebrar la comida de Navidad en familia. Algo que ni el mas optimista de nosotros pudo imaginar pocos días antes.
A continuación vinieron Noche Vieja, Año Nuevo y Reyes, en que se cumplieron las celebraciones de rigor, porque todos hicimos lo que pudimos antes de caer en el desánimo y menos aún darnos por vencidos. Había que vivir.
Fueron fechas tan señaladas, que en circunstancias tan "confusas" como se vivieron en nuestra familia, cada año que pasa se multiplican los motivos para celebrarlas. Y hoy, 32 años después, todavía me suenan algunas frases como, por ejemplo la del Padre Aléx, sacerdote y licenciado en filosofía y letras, ya jubilado, con una profunda vocación de asistente espiritual, cuando vino a verme a la Clínica y dijo a mi esposa: "Debido al ambiente familiar tan favorable como el que veía en casa y con tantos amigos dispuestos a tendernos la mano, que tuviéramos fe, porque él no dudaba de que sabría imponerme a cualquier contrariedad hasta curarme del todo". Y hasta hoy.
Venturoso 2012, amigas y amigos.
A continuación vinieron Noche Vieja, Año Nuevo y Reyes, en que se cumplieron las celebraciones de rigor, porque todos hicimos lo que pudimos antes de caer en el desánimo y menos aún darnos por vencidos. Había que vivir.
Fueron fechas tan señaladas, que en circunstancias tan "confusas" como se vivieron en nuestra familia, cada año que pasa se multiplican los motivos para celebrarlas. Y hoy, 32 años después, todavía me suenan algunas frases como, por ejemplo la del Padre Aléx, sacerdote y licenciado en filosofía y letras, ya jubilado, con una profunda vocación de asistente espiritual, cuando vino a verme a la Clínica y dijo a mi esposa: "Debido al ambiente familiar tan favorable como el que veía en casa y con tantos amigos dispuestos a tendernos la mano, que tuviéramos fe, porque él no dudaba de que sabría imponerme a cualquier contrariedad hasta curarme del todo". Y hasta hoy.
Venturoso 2012, amigas y amigos.
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