3 feb 2012
Loa a San Blas, nuestro Patrón.
Hoy, Día se San Blas (Patrón de los enfermos de la garganta) me ha parecido la fecha ideal para agradecer el bien recibido hasta la curación de Mi cáncer, y después darme tiempo para compartir-transmitir ese "bien" con y a los demás.
Intentaré explicarme, evitando cansar a nadie.
Cuando en 1981, los fundadores de AEL (Asociación Española de Laringectomizados) me propusieran formar parte de la Junta Directiva y encargarme de las "relaciones públicas" de la institución, al aceptar sabía que me comprometía a contactar, necesariamente, con organismos y personas vinculados a la lucha contra el cáncer en general. Mi tarea consistiria, prioritariamente, en plantear la necesidad de asistencia rehabilitadora a todas aquellas personas convalecientes de tan cruel enfermedad y en particular a los operados de la garganta por cáncer de laringe, como es mi caso. Pues las personas que convalecen después de un tratamiento tan agresivo, necesitan (necesitamos) ayuda rehabilitadora de la voz incluso psicológica para vencer nuestros propios miedos.
De ahí que todo el esfuerzo que hubiera de hacer para vencer los míos, así como la experiencia adquirida durante el periodo de aprendizaje en AEL, lo aprovechara para unirme al voluntariado de la asociación española contra cáncer (AECC) y trabajara con el grupo de personas que constituían el comité de acción social, que es el área básica que cubre el principal objetivo de la institución, igual directamente desde la sede central en Barcelona, que a través de las Juntas locales en distintas comarcas de la provincia.
Además, como ya tenía muy buenas relaciones con el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona, el jefe del servicio ORL de este Hospital, que fue quién años antes me había operado a mí, me propuso destinar un espacio anexo al servicio para hacer rehabilitación a este tipo de pacientes en el mismo Hospital durante un cierto espacio de tiempo en que convalecen. Que si creía que valdría la pena -me comentó- aventurarnos, él desde su calidad de médico del Hospital y yo por ser voluntario de la AECC, y probar a dar asistencia rehabilitadora a pacientes que hasta entonces -no se ahora- la sanidad oficial no contemplaba. Insisto, él desde su responsabilidad como médico y por su hondo sentido profesional, y yo por la experiencia adquirida en varios años de dedicado a esa tarea en varios Centros de Rehabilitación, aunque de manera experimental, iniciamos los trabajos haciendo terapia de grupo con ejercicios de auto-ayuda entre los mismos pacientes y funcionaba a satisfacción de todas las partes interesadas.
Nuestra apuesta, una vez conocidos los primeros resultados, fue tan bien acogida y tan valorada por la dirección médica del Hospital y por la Junta Directiva de la AECC que solo después de un par de lustros, los mismos Logopedas del servicio de foniatria se encargaron de esa asistencia antes de dar el alta definitiva al paciente y no mandarle a casa sin posibilidad de rehabilitarse.
Como hasta entonces me encargaron que fuese yo quién coordinara las clases de erigmofonía, aplicando los métodos de aprendizaje utilizados en AEL y que tan buenos resultados venían (vienen) dando, particularmente me siento muy orgulloso de haber participado de tan satisfactoria aventura.
Que haya tenido algo que ver la mano de San Blas, no lo se, pero cada año que pasa, llegando este Día, nunca me olvido de Él.
Buenas tardes amigos/as.
Intentaré explicarme, evitando cansar a nadie.
Cuando en 1981, los fundadores de AEL (Asociación Española de Laringectomizados) me propusieran formar parte de la Junta Directiva y encargarme de las "relaciones públicas" de la institución, al aceptar sabía que me comprometía a contactar, necesariamente, con organismos y personas vinculados a la lucha contra el cáncer en general. Mi tarea consistiria, prioritariamente, en plantear la necesidad de asistencia rehabilitadora a todas aquellas personas convalecientes de tan cruel enfermedad y en particular a los operados de la garganta por cáncer de laringe, como es mi caso. Pues las personas que convalecen después de un tratamiento tan agresivo, necesitan (necesitamos) ayuda rehabilitadora de la voz incluso psicológica para vencer nuestros propios miedos.
De ahí que todo el esfuerzo que hubiera de hacer para vencer los míos, así como la experiencia adquirida durante el periodo de aprendizaje en AEL, lo aprovechara para unirme al voluntariado de la asociación española contra cáncer (AECC) y trabajara con el grupo de personas que constituían el comité de acción social, que es el área básica que cubre el principal objetivo de la institución, igual directamente desde la sede central en Barcelona, que a través de las Juntas locales en distintas comarcas de la provincia.
Además, como ya tenía muy buenas relaciones con el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona, el jefe del servicio ORL de este Hospital, que fue quién años antes me había operado a mí, me propuso destinar un espacio anexo al servicio para hacer rehabilitación a este tipo de pacientes en el mismo Hospital durante un cierto espacio de tiempo en que convalecen. Que si creía que valdría la pena -me comentó- aventurarnos, él desde su calidad de médico del Hospital y yo por ser voluntario de la AECC, y probar a dar asistencia rehabilitadora a pacientes que hasta entonces -no se ahora- la sanidad oficial no contemplaba. Insisto, él desde su responsabilidad como médico y por su hondo sentido profesional, y yo por la experiencia adquirida en varios años de dedicado a esa tarea en varios Centros de Rehabilitación, aunque de manera experimental, iniciamos los trabajos haciendo terapia de grupo con ejercicios de auto-ayuda entre los mismos pacientes y funcionaba a satisfacción de todas las partes interesadas.
Nuestra apuesta, una vez conocidos los primeros resultados, fue tan bien acogida y tan valorada por la dirección médica del Hospital y por la Junta Directiva de la AECC que solo después de un par de lustros, los mismos Logopedas del servicio de foniatria se encargaron de esa asistencia antes de dar el alta definitiva al paciente y no mandarle a casa sin posibilidad de rehabilitarse.
Como hasta entonces me encargaron que fuese yo quién coordinara las clases de erigmofonía, aplicando los métodos de aprendizaje utilizados en AEL y que tan buenos resultados venían (vienen) dando, particularmente me siento muy orgulloso de haber participado de tan satisfactoria aventura.
Que haya tenido algo que ver la mano de San Blas, no lo se, pero cada año que pasa, llegando este Día, nunca me olvido de Él.
Buenas tardes amigos/as.
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