22 may 2013
PLÁTICA DE BULEVAR (Diálogo)
- Sí, ya se que me equivoqué al depositar mi voto en la urna - decía con cierto enojo un joven, con barba de unos quince días, profesor de autoescuela -. Pero era tan penosa la política ejercida por parte de quienes gobernaban - seguía diciendo - que oídas las propuestas del candidato con mas posibilidades, le creí y le voté. ¡Quién iba a imaginar que todo lo que prometían en campaña era mentira!. Y me duele mas, porque animé a mis amigos y conocidos para que hiciesen lo mismo que hice yo y muchos me siguieron.
- Bueno, muchacho, no te pongas así - le respondía una persona de mucha mas edad que la suya, con gafas y el pelo blanco, y creo que lo hacía con el único propósito de calmarle -. Conozco a gente que le ha ocurrido igual que a vosotros y habrá de aguantarse?. ¡Qué remedio!.
- Hombre, como consuelo no está mal. Pero es que llevamos ya año y medio con un gobierno que lo prometía todo y cada día que pasa estamos peor. Por lo que no es extraño que la gente se impaciente y salga a la calle a expresar su descontento. ¿O es que a usted le parece mal que la gente se manifieste en la calle?.
- Cómo me va a parecer mal, por dios. Igual que deseo que la autoridad competente actue con responsabilidad, a ver si la situación se normaliza pronto.
- Motivos para salir a la calle los hay. Pues yo creo que se está haciendo una política antisocial, capitalista, donde la estafa, el engaño con todo tipo de trampas tienen vía libre. Y los ciudadanos, hartos de ver la cadena de escándalos de corrupción que se están conociendo día sí y día también, manifiestan su rechazo al gobierno por lo mucho que se les exige, y lo poco que reciben a cambio.
- Claro, que tú eres muy joven. Pero quejas y protestas parecidas las ha habido y las habrá siempre. Lo peor sería que esta vez se les vaya de las manos y pasara de ser solo eso; protestas.
- Usted tendrá mas experiencia que yo. Pero lo que está ocurriendo ahora es muy preocupante, ya que a la protesta de millares de familias estafadas, entre éstas las desahuciadas, se está sumando el personal de sanidad y educación públicas, estudiantes y profesores incluidos universitarios, trabajadores de diversos servicios sociales, policía, bomberos, funcionarios ¡hasta los de justicia!, y aún así a los gobernantes parece no importarle demasiado, porque algunos hasta se ríen.
- Cómo no les va a preocupar, si ellos saben mejor que nadie que si se prolongaran en tiempo y gravedad estos desequilibrios - por no llamarles otra cosa - la protesta podría degenerar en un conflicto de dimensiones incontrolables.
- De momento "ellos" - como usted les llama - están aprovechando el filón que les abre el poder, cobrando sabrosos sueldos y sobresueldos, blindándose pensiones millonarias, al margen - claro - de los tramposos complementos o momios ("ellos" dirán que legales)
para enriquecerse mientras la pobreza mas absoluta alcanza cotas desconocidas desde hace mas de medio siglo.
- Eso es lo grave. Pues asusta ver lo fácil que lo tienen unos pocos para hacer fortuna y domiciliar el dinero donde les place, mientras son cada vez mas las familias que se quedan sin nada.
- ¿Y usted no cree, que siendo tan evidente el sucio hacer de los "presuntos" culpables de tan vergonzoso desaguisado político-económico, las autoridades competentes deberían corresponder al favor que recibieran en las urnas?. Algunos no entendemos que después de llevar mas de treinta años con un régimen democrático - como se nos hace creer que es el nuestro - haya entre otros déficits el de que muchos jóvenes bien preparados, algunos con título universitario, tengan que marcharse a otros países por no tener futuro en el nuestro?.
- Peor era en mis tiempos. Los jóvenes que crecimos con la dictadura, la mayoría sin escolarizar y por tanto con una formación deficiente, tuvimos que huir de lugares rústicos a otros sitios donde sobrevivir. Esperemos que ahora no se llegue a tanto.
- O sea, que según lo que deduzco de sus palabras, la solución estaría en cambiar de política, sobre todo económica, y cesar a los cargos públicos que sea menester, al tiempo de presionar al poder en la calle, sin violencia, eso sí, para que éste se enmiende e intente que los ciudadanos en general, mas pronto que tarde, podamos cantar victoria.
- Deduces bien. Y como veo que la charla ha servido para calmarte, me felicito doblemente; por haberte conocido y por haber hablado contigo. Ha sido un verdadero placer, muchacho.
- Yo también estoy contento de charlar con usted e igualmente agradecido. Espero que no sea la última vez.
Ambos se despidieron con un apretón de manos y un simple hasta luego. Muy buena señal.
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