20 jun 2010

Un nombre para la historia, sí.

Confieso que mi calidad de televidente deja mucho que desear, reconozco mis limitaciones para entender si la televisión es, o no, el mejor medio de comunicación de interés público, o si hemos hecho bien otorgando a la "tele" un espacio preferencial en nuestros hogares. Lo que sí encuentro de tanto en tanto (me gustaría que fuese con más frecuencia) es algún programa que me retiene encantado frente a la pequeña pantalla hasta el final.
Por ejemplo ayer, el espacio que dedicaron a la figura del ilustre cooperante, exjesuita, D. VICENTE FERRER con motivo de cumplirse el primer aniversario de su muerte, me encantó verlo. Además, en el grupo de "tertulianos", reunidos para comentar cómo era este hombre, así como la ilimitada valoración que merece toda su obra, los había creyentes católicos, laicos y creo que algún ateo. Quién se declaraba "no creyente" decía no querer saber nada de ese dios verdadero, creador del mundo en que vivimos, pero sí del otro, del dios en que creyó D. VICENTE a la hora de mandar a hacer gárgaras todo lo que había experimentado hasta entonces como miembro y parte de la iglesia católica, para convertirse en cooperante , ya exjesuita, y dedicar el resto de su propia vida a la lucha por la salvación de un mundo (también hijo de dios) que moría y aún muere de hambre y miseria, sin que ni siquiera los proclamados cristianos, dentro y fuera de los gobiernos y de los templos, den un solo paso para remediarlo.
A los tertulianos declarados creyentes incluso practicantes, sin ser tan tajantes como los laicos, se les notaba, también, que admiraban igualmente la obra de tan ilustre catalán universal. Y al final, unos y otros -cosa rara en estos encuentros- reconocieron que si hombres (yo diría Santos) como D. Vicente Ferrer hubiese muchos en el mundo, protegidos y apoyados por los gobiernos de los pueblos desarrollados, la aterradora cifra de enfermos y habrientos (mil millones) de ese mismo mundo que ocupamos todos sería muchísimo menor. Claro, que para conseguirlo tendrían que cambiar tantas cosas... que se hace muy dificil imaginar cómo.
A bote pronto y por ser de lo que más se habla en estos años de crisis económica, desde mi ignorancia se me ocurre si sería parte de la solución; moderar el consumo enloquecido de cosas innecesarias, evitar el fraude fiscal, el blanqueo masivo de capitales, la insultante corrupción de ciertos políticos e instituciones, la política abusiva de financieras e inmobiliarias, etc. Tal vez no sea tan baladí la ocurrencia, de cara a aliviar notablemente la situación de pobreza de esas gentes, seres humanos también, condenadas al olvido ? Y no quisiera creer que si no se intenta es por falta de voluntad. ¡Faltaría más!
Lo cierto es que el nombre de VICENTE FERRER ha quedado -sin duda- grabado en el corazón de mucha gente de bien y Él seguirá ganando batallas contra la pobreza, como hizo D. Rodrigo, después de muerto.
Felíz verano.
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